Adolescentes bebiendo bebidas energéticas, chicos de 18 a 25 años devorando latas de sabores exóticos que ni puedes imaginar, buscando un impulso. Gymrats que consumen más de una pastilla de cafeína al día.
Estudiantes que pasan el día quedando la cafetería de la uni. Este es el panorama de mi entorno más cercano. Y, personalmente, el uso excesivo de cafeína me ha causado problemas como taquicardia, arritmias, alteraciones en el ritmo circadiano, ansiedad, problemas digestivos, dolor de cabeza y nerviosismo. Además, dificulta la absorción de vitamina D, zinc, hierro, y que te mancha los dientes. Y el café de calidad, que sí tiene algunos beneficios para el cuerpo, es caro.
Tener más energía en una sociedad que está constantemente agotada. La obsesión por ser más y más y más productivo, por lograr siempre más y más. Lo extraño y difícil es que el abuso de cafeína (y otros estimulantes) no hubieran alcanzado el nivel de popularidad que tiene hoy en día.
Escribo esto como una víctima más del abuso de cafeína. Hubo tiempos en los que tomaba una pastilla de 200 mg de cafeína (equivalente a tres cafés) de lunes a domingo, sumando más cafeína de otras fuentes como el té verde, la proteína whey sabor chocolate, el chocolate negro, la Coca-Cola, y otros postres. Con esto en mente, entiendo por qué me costaba dormir después de mi batido proteico precama.
Funcionar a base de cafeína no es lo mismo que funcionar; es estar por encima de las capacidades normales de tu cuerpo. Cuando se hace ocasionalmente, para mí de 4 a 5 tazas al mes, no hay problema. Pero si se convierte en una rutina diaria, se desarrolla una dependencia. Es normal caer en estas dinámicas de consumo:
- Estudiantes: Es un hábito de consumo social y forma parte de la cultura estética de Pinterest.
- Gymrats: La cafeína es el suplemento recomendado por todos los que se toman en serio el gimnasio para mejorar el rendimiento.
- Adolescentes: «Mírame, bro, estoy tomando una energética sabor sandía, ¡es increíble! La tomo porque la necesito, tengo muchas cosas encima» (procede a repetir curso, la única responsabilidad que tiene XD).
La cafeína no genera adicción, pero sí dependencia. Es un círculo vicioso que muchas veces oculta otros problemas de salud que podrían ser la verdadera causa del cansancio constante. Eres tú quien, al tomarla constantemente, termina con un sueño no reparador, creando la excusa perfecta para al día siguiente decir: «Voy medio zombi, necesito cafeína» y así repetir el proceso.
Consejo: Si necesitas tomar cafeína antes de una siesta, recuerda que tarda unos 20 minutos en hacer efecto. Así que es una buena estrategia tomar un café y luego dormir la siesta, para que cuando te despiertes estés recibiendo el efecto de la cafeína más el de la siesta. Asegúrate de tomarla como muy tarde 8 horas antes de ir a dormir, para que tu cuerpo tenga tiempo de eliminarla.
El problema es que la cafeína se convierte en un hábito, el famoso «ritual de tomarte un café» al solecito. Personalmente, para reducir mi consumo y adaptarme a tolerar cada vez menos cafeína, sin tener abstinencia, empecé a mezclar café descafeinado con café normal. Eventualmente, solo usé café normal para los momentos en los que realmente necesitaba un impulso. Lo que me hizo dejarlo definitivamente fue varias visitas a urgencias por sensaciones de falta de aire en el pecho en los días que coincidían con mi consumo de café. Ahora, utilizo la cafeína de manera mucho más responsable, solo cuando realmente necesito un empujón.